miércoles, 6 de febrero de 2013

Onceava Crónica

Lugares comunes

Pasa por lo general que muchos de nosotros conformamos "lugares comunes", somos como las distintas especies que habitamos la fauna social, un rol que nos viene incorporado, predefinido y nos encuadra en el mundo. Papeles que desempeñamos naturalmente y que se repiten como si fueran parte de un código genético. Todos tenemos por ejemplo "un amigo muy fanático de los Beatles", "un amigo muy calentón", pero la cosa no termina ahí.


Darwin en "El origen de las especies", definió evolución como los distintos cambios o transformaciones que a través del tiempo han generado las diversas formas de vida sobre la tierra. El clásico cuadro que va del Australopithecus al Homo-Sapiens, del mono al ser humano. Con los lugares comunes pasa lo mismo, evolucionan.

Yo por ejemplo soy el "amigo muy fanático de los Beatles" de mucha gente, pero no aparecí de un día para el otro. Soy el resultado de fans anteriores, que existieron antes de que los cuatro de Liverpool supieran formar un acorde mayor.

Así como yo, hay millones de otros que se encuadran dentro del mismo grupo, lo bueno de mi especie es que al contrario de lo que pueda imaginarse, no entramos en disputas o discusiones por ver quién es el "más fanático" sino que nos mancomunamos. Sentimos cierta cercanía, como si fuésemos de los mismos pagos, del mismo barrio o hablásemos el mismo idioma, en fín, nos llevamos bien. A tal punto que si ud tiene dos amigos "muy fanáticos de los Beatles" y los junta, sepa que no van a pelearse entre ellos; van a pelearse con usted.

Inclusive, de llevarnos muy bien pero muy bien, dos fanáticos de los Beatles podemos terminar en una relación amorosa, enfermiza y monotemática con luna de miel en Liverpool, de la que pueden surgir bebés llamados "John", "Paul", "George" "Eleaonore", "Lucy", o en los casos más extremos "With a Little Help From My Friends" y “Octopuses Garden”. Todavía me acuerdo del gordo Octopuses Garden Peralta, un pibe que odió toda su vida a los padres, dos fanáticos acérrimos de los Fab Four.




El lugar común y su sinónimo el "Cliché", vendrían a representar más o menos la misma cosa. "Cliché" es una palabra que viene del francés y refiere a "una frase, expresión, acción o idea que ha sido usada en exceso, al punto que pierde la fuerza o novedad pretendida", y esto no lo digo yo, lo dice wikipedia.

Los lugares comunes son producto de la repetición y es justamente eso, la costumbre, el hecho de hacerlo porque siempre lo hemos hecho, por lo que nos cuesta cuestionarlos.

En fútbol, en cada partido que juega la selección nacional, aún hoy, en las tribunas cantamos que "volveremos a ser campeones como en el 86", sin darnos cuenta que es como si Uruguay, que salió campeón por última vez en 1950, cantase "volveremos a ser campeones como en el 50", un papelón. Lo único que hacemos es recordarle al mundo, el tiempo que hace que no salimos campeones.

Argentina desde México 86 que no levanta una copa del mundo, 26 años, yo tengo 26 años, es toda una vida, mía por lo menos. Jugaba Maradona en el 86, ahora está separado, tiene dos hijas, un hijo no reconocido, un nieto, un baipás gástrico, fue DT y estuvo por morirse en reiteradas oportunidades. Los cánticos del fútbol son un claro ejemplo de que el lugar común a través de la repetición y la costumbre, se instala y se arraiga tanto en la psiquis del ser humano, que la razón no alcanza a revertir la situación de la que somos víctimas.

Se preguntarán por qué hablamos de estos clichés y lugares comunes en el blog y en qué modo esto tiene que ver con Pepperland. La respuesta está en que acabamos de ser parte todos, de uno de los lugares comunes más grandes y al mismo tiempo más atroces de la historia de la humanidad: las fiestas de fin de año.

Las fiestas de fín de año,"Navidad", "Año nuevo" y "Reyes magos",son de los lugares comunes más taquilleros y aglutinantes del planeta. Un gran lugar común, dentro del que conviven otros más pequeños que remiten a lo mismo.

A cualquiera que piense rápido se le vienen al instante a la mente una lista interminable de pequeñas convenciones que todos asociamos a esta época del año en particular y no a otra: sidra, vitel toné, calor, regalos, árbol, bombacha rosa, pileta, uvas, pesebre, ventilador, petardos, dedo volando, tres tiros, hospital, “explotó el verano" y podríamos seguir, pero no viene al caso.

Algunos van a decir que lo que voy a contar a continuación es una exageración y un despropósito, lo tildarán de empresa imposible, pero yo lo veo como mi granito de arena a acabar con un lugar común del que no quiero ser parte.


La muerte de Papá Noel


Frederich Nietzsche habló en 1882 de "la muerte de Dios", condición indispensable para la aparición del Superhombre en el mundo. Cuando se dejó de culpar de todo lo que pasaba a una entidad superior y se puso el foco en que todo lo que ocurría dentro del globo era más bien responsabilidad del hombre. Cuando se dejó de culpar a las divinidades de todo y salimos de ese lugar cómodo de marionetas, significó la muerte de Dios y la entrega al hombre un poder del que no había gozado hasta el momento.

En Pepperland, pasará algo parecido que llamaremos "la muerte de Papa Noel", condición indispensable para la aparición del Superhombre en Pepperland, o como alguien osó llamarlo en el grupo de Facebook del blog: El Pepper-man.


Desde chico en mi casa festejamos navidad, año nuevo, reyes y nunca nadie los discutió, ni se quejó. No tanto por ingenuidad, sino más bien y sobre todo, porque traían regalos.

Antes que nada aclaro que no pretendo acabar con las navidades, ese es el Grinch, pero sí adaptarlas y trabajar para erradicar ciertas costumbres como la de atentar contra la salud de Papa Noeles en los shoppings. A quién se le ocurrió meter con 30° de térmica a un tipo adentro de un traje de invierno, rodearlo de algodón, encajarle una barba, un sombrero y un pibe en la falda que le hable. Eso no me da navidad, eso me da Auschwitz.

Al que se le ocurrió seguramente no vivía de este lado del trópico. A esa genial idea se suman las familias que abarrotan los shoppings y el mismo día recorren 4 cadenas de compras, hacen hablar a sus hijos con 4 papa noeles distintos, a los que ellos les piden el mismo regalo, regalo que después no reciben, porque claro, alguien estaba aprovechando las ofertas de navidad.

Supongamos por un momento que yo quiero hacerle creer a mi hijo que realmente existe Papa Noel ¿Por qué lo llevaría a ver a cuatro diferentes y transpirados a un shopping, rodeados de algodón y renos de plástico? Ante este escenario a la pregunta ¿Existe Papá Noel? se sumarían otras básicas como ¿Qué hace en un shopping?, ¿Por qué no se pone una remera? y obviamente ¿Por qué son cuatro? Y yo qué le tengo que decir? Que además de atérmico es pelotudo? ¿Que puso una franquicia?

Esta clase de lugares comunes, en lugar de sentar parámetros estables, nos movilizan al sinsentido y la desconfianza de nuestros hijos. Por eso decidí que a mi hijo voy decirle que el 24 a la noche el que viene no es Papa Noel, es John Lennon. Suena fuerte, lo sé, pero por lo menos existió.

Y para que todo esto tenga una lógica, el 6 de enero tiene que dejar las zapatillas, porque llegan en camello desde Liverpool los tres reyes magos: Ringo, George y el "negro" Paul. Los camellos los dejo en la historia para que la imaginación del niño vuele un poco y tenga correspondencia con las publicidades que pueda llegar a ver en la tele, aunque en lugar de pasto le voy a decir que deje chocolates, convengamos que si vienen del desierto ponerle un Cofler o pasto es igual de pelotudo y yo prefiero desaparecer el Cofler.



Hay siempre un peligro en toda esta cuestión y son los compañeros de colegio de nuestros hijos, que descubridores a temprana de la verdad acerca de las navidades, se sienten traicionados y no tienen mejor idea que anoticiar a todo su entorno de la estafa.

Si bien nuestros hijos creyentes en John Lennon no quedarán excentos de esta develación, imposible de detener en todo niño, la situación no será por demás trágica e inclusive puede que hasta sea menos traumática que para sus compañeros.

En el mejor de los casos la charla será breve:

- Papa Noel son los padres.

- ¿Quién es Papa Noel?

Se terminó. No hace falta decir nada más. El amigo no se va a poner a develarle a nuestros hijos la verdadera identidad de alguien que nunca supieron que existía. Pero si la cosa no terminara aquí y el amigo se pusiera insistente, no va a ser mucho peor:

- Papa Noel es el que te trae regalos los 24 a la noche.

-Ah, John Lennon.

-Bueno, John Lennon... son los padres.

-¿Posta?

-si.

- Capos mis viejos.

-No boludo, no existe.

-Cómo no van a existir mis viejos?

-No. John Lennon no existe.

-Lo busqué en wikipedia, nació en 1940 en Liverpool…

-No, no, no, vos no entendés. Cuando yo era chico también creía en Papa Noel y que venía del Polo Norte en un trineo que volaba, con el reno Rodolfo de la nariz roja, pero al final me dí cuenta que eran mis papás.

- Mi tío tenía un reno.

-¿Un reno?

-Un renó 21.

- ¡No es un auto la concha de tu madre!

- ¿Y qué mierda es un reno entonces?

- Un animal, como una gacela pero con cuernos tipo ramas.

-Eso en su ciervo.

-Mirá, no sé, pero John Lennon no te trae regalos, son tus viejos pelotudo.

-Vos creías en el reno Rodolfo...

-Sí...

-Y en un trineo que volaba...

-Sí...

-¿Y yo soy pelotudo?

-Como quieras, pero John Lennon son tus viejos.

-Los dos no pueden ser Lennon, a lo sumo mi vieja tendría que ser Yoko.

-¿Y quién es Yoko?

-La serpiente que convenció a Eva de que muerda la manzana y separe a los Beatles.


Bueno, puede que en la fantasía se me haya ido un poco la mano, es cuestión de hacerle algunos ajustes. La cosa es que por culpa de los lugares comunes hago cosas por costumbre y nada más, porque cuando me siento a pensarlas, no tienen el menor sentido, así que si voy a contarle un cuento a mi hijo, antes de contarle uno que hizo otro, voy a contarle uno que hice yo.


Hasta la próxima crónica.

7 comentarios:

Tele Rating dijo...

Me dicen que los comentarios de este post no aparecen. Si usted lee esto, es porque el problema fue solucionado.

Anónimo dijo...

La semana pasada me pegué terrible pansada leyendo este blog (comentarios incluidos)en dos días. Ahora tengo síndrome de abstinencia de crónicas. Por eso escribo, para pedir más.

Aniko dijo...

Hola Alejo!

Llegué a tu blog a través de Gilda Selis (amiga en Facebook) y la verdad me encantó! Formo parte de la legión de fans de Los Beatles, empecé a escucharlos desde antes de nacer y hoy siguen siendo la banda sonora de mi vida y de mis viajes.

Estoy de acuerdo en que hay que erradicar los lugares comunes, pero no se me había ocurrido algo tan ingenioso como lo de decir que Papá Noel es John Lennon. Me parece genial. Si algún día soy madre les voy a inculcar la religión Beatle a mis hijos.

Saludos de una argentina desde Marruecos

Tele Rating dijo...

Anónimo, hace un tiempo advertí sobre este riesgo a una lectora que cometió el mismo error de leer todo de una. Les pasa de angurrientos. Ahora hay que esperar... sin embargo va un adelanto de lo que se viene:

Dos crónicas atrás prometí hablar de mi estado de salud, crónica que nunca llegó. A nadie le habrá sorprendido el incumplimiento y mucho menos importado mi salud, sin embargo, hoy comencé en un centro de rehabilitación.

Lo importante de todo esto no es el por qué, ni cómo estoy ahora, lo que realmente hace que esto merezca una nueva crónica, es que otra vez, y después de mucho tiempo, me vi rodeado de Doras. Doras que a los 80 descubrieron la gimnasta rusa que siempre llevaron dentro.

En la próxima publicación: El Regreso de las Doras a Pepperland.

Tele Rating dijo...

Aniko, qué decir. Siempre es lindo encontrar gente que va por la vida con la misma banda sonora que uno.

En el blog hay varias anécdotas que incluyen a los cuatro de Liverpool, como "Nueva sección" o "Gimnasio Lisérgico", siempre que se puede aparecen.

Es loco pensar que en una pantalla en Marruecos alguien esté leyendo el blog. Estuve en Tanger hace mucho, en ese momento no pregunté pero espero que ahí alguien conozca a los Beatles. Cuando estuve en Nueva York quise visitar el hotel Dakota, donde vivió John y donde lo mataron, y no sólo que la gente no sabía donde quedaba, muchos no sabían quién era Lennon. Imagino que los marroquíes serán más civilizados.

Me permito agregar: que genial que hace cuatro años estés recorriendo el mundo. Tendrá sus partes malas, seguramente, pero como yo no las sé, para mí sigue siendo genial lo que hacés.

Saludos de un argentino en Argentina.

Parker dijo...

Que poco original hubiera sido hacerte un saludo por facebook, ¿no?

Bueno, uno se acuerda de los blogs de la gente copada que se cruza por el camino de la vida en esos momentos claves, como puede ser cuando facebook te recuerda su natalicio. Sino te termina pasando como al angurriento de Anónimo.

Me reí mucho imaginando la frustración del pobre pibe con ánimo de refutador de la primera (y más tonta) gran leyenda de nuestras vidas. Igual pienso si con Internet y Wikipedia, mi sobrino que a los 7 ya había dado vuelta el Grand Thief Auto (hazaña que este servidor no pudo), para los 7 y monedas no tenía ya más que claro a quien le tenía que pedir regalos un mes después de que terminaran las clases. Pero claro, Papá Noel y los Reyes, que encima le dejan regalos por todos lados, le es más cómodo que decir: "Tío, no seas rata: ponete y regalame ese control con forma de escopeta para la Play..." (encima el guacho tiene dos hermanos menores y los educa. No haber pagado a tiempo para evitar que mi hermano no se reproduzca...)

¿A que venía todo esto? Ah, sí!!! Feliz cumple alejito!!! Que sean sueños y no años lo que se agreguen al calendario. Un abrazo muy grande, negro...

Tele Rating dijo...

Parker! Siempre imponiendo estilo, fuiste el único en saludarme vía blog por mi cumpleaños.

Respecto a tu sobrino, qué decir, las nuevas generaciones tienen internet y dan vuelta el "GTA" a los 7, pero también tienen a Justin Bieber. Todo se equilibra.

Abrazo!